México: ¿Con ciudades del futuro?
- José Antonio Sánchez

- 9 jun 2022
- 5 Min. de lectura
Cada vez que nosotros escuchamos que es algo “inteligente” o “smart” en inglés, suponemos que es algo innovador, que está relacionado con la inteligencia artificial o con el internet de las cosas. Dichas cosas que son smart están diseñadas para mejorar nuestras vidas; un smartphone, smartwatch, smartTV, hasta smartcars como los vehículos de Tesla. Pero ¿cómo podría ser smart algo más colectivo como una ciudad?

No existen ciudades perfectas, pero reconozco que tenemos toda la capacidad para perseguir la meta de transformar las ciudades. Lo que hace que una ciudad sea inteligente es que las infraestructuras, las comunicaciones, la inversión social y la ciudadanía pueden coexistir en armonía en un desarrollo económico que es completamente sostenible gracias a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Estas ciudades inteligentes son la consecuencia de la necesidad de llevar nuestro estilo de vida a la sostenibilidad.
A lo largo de los últimos años hemos visto un aumento de urbanización y para el 2050, alrededor de 2.000 millones de habitantes vivirán en ciudades y se tendrán que tomar medidas contundentes para que el crecimiento demográfico y económico no tengan un impacto medioambiental caótico.
Es más, gracias a la innovación en infraestructuras y tecnologías, podremos reducir el consumo energético y aminorar también las emisiones de gases de efecto invernadero. Estamos hablando de una ciudad que incluye contadores inteligentes de luz y agua que avisan cuando detectan si hay alguna anomalía en su consumo, sensores en paradas de autobús para saber cuándo y dónde hay que reforzar el servicio o aumentar la frecuencia en el transporte público; vehículos eléctricos comunicándose con otros, con estacionamientos y centros de recarga; una gestión de los residuos en la órbita de la economía circular, donde los desechos de unos son las materias primas de otros, techos de hogares hechos de paneles solares; aplicaciones donde vecinos pueden hacer gestiones en su municipio... Todo esto suena bastante utópico pero ciudades como Dubái, Nueva York, Londres, Barcelona, Oslo, Hong Kong y más ciudades se empiezan a considerarse ciudades inteligentes. ¿Pero dónde está parado en todo esto?
Las ciudades inteligentes se han convertido en un símbolo del futuro que gobiernos estatales y locales han querido implementarlo. Sin embargo, carecen del conocimiento técnico y especializado que es necesario para desarrollar un plan estratégico sostenible. Las soluciones que pueden traer estas ciudades es reducir las muertes en 10%, acelerar las respuestas de emergencia en 35%, disminuir el tiempo de traslados en el transporte público un 20%, reducir la carga al sector salud por enfermedades en 15% y cortar las emisiones de efecto de gas invernadero en otro 15%. Todo esto según el estudio de Mckinsey 'Smart cities: digital solutions for more livable future'.
Las smartcities están enfocadas en diversas áreas pero principalmente en seguridad, movilidad, salud y medio ambiente. La grandes ciudades de europa lideran la parte de movilidad, ciudades en latinoamérica han avanzado en la parte de vigilancia inteligente por su aumento de inseguridad, y en salud lidera Estados Unidos y Canadá. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha encontrado cuatro urbes en México como ciudades inteligentes: Querétaro (con su proyecto en Maderas), Guadalajara (con la Ciudad Creativa Digital), Tequila (con su proyecto de Tequila Inteligente) y Puebla. Ciudad de México, Monterrey y León se están encaminando para sumarse a la lista pero el problema de los indices como el 'Smart Cities Index' que se revisan el status de ciudades como la CDMX, solamente miden capacidades como el número de centros de investigación pero no de resultados. De hecho, en México no conocemos ningún proyecto de smart cities que ya sea algo que podamos valorar por sus impactos. No vale nada presumir proyectos "innovadores" si los resultados son nulos.
El gasto global en iniciativas para desarrollar ciudades inteligentes podría alcanzar a los 190,000 millones de dólares para el año 2023, según el International Data Corporation (IDC). Pero el costo por ciudad depende de la infraestructura tecnológica que ya tiene, el ecosistema empresarial, la densidad de población y las necesidades. Pero las prioridades en cualquier iniciativa que busca transformar una urbe tiene que ser la energía, la infraestructura, la seguridad pública en datos y el transporte. Se han hecho grandes inversiones para que ciudades como Nueva York, Londres y Singapur puedan estar un paso más adelante en el futuro. En México, específicamente en la Ciudad Creativa Digital en Jalisco, se ha hecho una inversión de 50.5 millones de pesos pero con varias irregularidades y corrupción que el gobernador Enrique Alfaro quizo "limpiar" el proyecto y reactivarlo con un nuevo enfoque en tecnología. Pero no ha sido fácil ya que hay otros pendientes millonarios que van primero. El proyecto no ha avanzado de manera "masiva" como se esperaba desde un principio y Guadalajara está muy lejos de convertirse en el "Silicon Valley mexicano".
Varios ejemplos existen en donde se ha querido invertir en este tipo de proyectos en el país pero que no hay resultado. El más llamativo y más aterrizado ha sido el de Tequila, Jalisco que planea ser una ciudad completamente inteligente para 2040 pero que se ha visto un poco atrasado por culpa de la pandemia. Para proyectos de esta naturaleza no es difícil conseguir el primer financiamiento de esta naturaleza pero lo que sí es complicado es mantenerlo durante 20 a 30 años, porque implica de 20% a 30% de la inversión inicial todos los años, que es lo que ha sucedido con muchas de las ciudades que han querido ser inteligentes, ya que empiezan por adquirir algo de tecnología que después no pueden mantener de 20% a 30% de la inversión inicial todos los años, que es lo que ha sucedido con muchas de las ciudades que han querido ser inteligentes, ya que empiezan por adquirir algo de tecnología que después no pueden mantener, según Federico de Arteaga, director de planeación de Grupo JB.
Se está invirtiendo grandes sumas de dinero a estas iniciativas sin resultados palpables. No hay estrategias sólidas y a largo plazo en los que incluya una colaboración con el sector público y privado para garantizar la sostenibilidad de los proyectos a través de los cambios en las administraciones públicas. Tenemos que entender que una ciudad inteligente o es un cúmulo de tecnología nada más, y que entre más aparatos y sistemas sean implementados, mejor. Hay que meter aquellos que sean necesarios y se pueda, pero el fin debe ser atender mejor a la población, no simplemente decir que somos tecnológicos, ya que las inversiones se pudieran estar dando en lugares equivocados. No te hace inteligente la tecnología, pero sí te ayuda a tomar decisiones inteligentes.
Si no se logra implementar marcos regulatorios con transparencia, rendición de cuentas o inclusive estándares mínimos para denominar que una ciudad sea "inteligente, estos proyectos que prometen sustentabilidad serán un fracaso. Recordemos que las ciudades inteligentes TIENEN que ser inteligentes y no necesariamente ciudades "tecnológicas"; es todo un proceso que requiere mucho conocimiento y atención. No es fácil pero vale la pena.




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